domingo, 1 de julio de 2007

pienso, luego existo



pienso, luego existo

Descartes


Descartes, considerado "Padre de la Modernidad", definió con claridad el objetivo de los filósofos de este período histórico: la búsqueda de la certeza.
Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmobible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.
A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar.
Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.
Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio maligo" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos defendernos de él?
“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo) sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo.
Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas).
Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos hechos para el error.
Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se desecha la Hipótesis del Genio Maligno.
Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia ni de la imaginaición, son las únicas verdaderamente claras y distintas (la idea de Dios, por ejemplo).
Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se supone, representan las cosas reales. Pero ¿cómo superar la duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un sueño? ¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos pasivos ante ellas. Dios tampoco, porque él no es engañador. Debemos concluir que la causa de nuestras ideas adventicias son las cosas esternas realmente existentes. De todos modos, sólo conocemos de ellas con claridad y distinción que son substancia extensa.
Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia conciencia mediante la imaginación (la idea de minotauro, por ejemplo).
Ideas adventicias: son las ideas que nos vienen del exterior, a través de los sentidos ( la idea de azul por ejemplo.)

substancia


«Por substancia no podemos entender ninguna otra cosa sino la que existe de tal menera que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Y, en verdad, substancia que no necesite en absoluto de ninguna otra sólo puede concebirse una: Dios.»[R. Descartes: "Principia", edit. Sudamericana, pg. 333]

La substancia es, propiamente, el ser autosubsistente, es decir, el que tiene existencia independiente. Por ello, propiamente substancia es sólo Dios, puesto que los demás seres necesitan de él para existir. El término substancia no es unívoco para Dios y para los demás seres, pero Descartes no tomará con rigor esta definición (como sí lo hizo Spinoza) y admitirá dos clases más de substancias: la substancia pensante y la substancia extensa

«Pero percibimos que todas las otras no pueden existir sin el concurso de Dios. Y por eso, el término substancia no vonviene a Dios y a ellas univocamente »........«Ahora bien, la substancia corpórea y la mente, o seo, la substancia pensante creada, pueden entenderse bajo este concepto común de substancia: porque son cosas que solo necesitan del concurso de Dios para existir.»


principios constitutivos del ser

El concepto " ser " tiene tres distintas sifnificaciones en el ámbito de la filosofía :
a) significa existir : " el ser de Dios es necesario", " esta máquina de escribir es".
b) significa actitud o capacidad para existir : en este séntido son seres los posibles, por ejemplo : las personas que nacen en la argentina dentro de 100 años , un helicóptero integramente fabricado en metál (provincia de Salta) , etc.
c)Significa identidad entre sujeto y predicado: es el verbo copulativo ser , por ejemplo : " los abogados son profecionales del fotivo ser," "el centauro es un animal mitólogico cuyo cuerpo es , en parte equino , en parte , humano ".

esencia y existencia :

Los principios instrinsecos constitutivos del ser son :
la esencia y la existencia . La esencia es " lo que la cosa es ", o bien "aquello por lo cúal una cosa es lo que es y no es otra cosa", " aquello por lo cual un ser se distingue radicalmente de otro".
La esencia de una cosa es lo cognosible , es el ser en cuanto inteligible : yo entiendo lo que es un australiano aunque Australia y todos los australianos sin exepción desaparezcan para siempre de la tierra : entiendo lo que es un centauro aunque no existe en la realidad ningún centauro .
La esencia de un ser se verifica en el ser real que existe .
Las esencias no existen separadas , como si esperara la actualización por parte de la existencias. Sin embrago, podemos entender lo que es la esencia de una cosa , prescindiendo de la real existencia de esa cosa : podemos concebir la esencia como una simple aptitud para la existencia , aptitud que ésta realizada en el ser existente o que estuvo realizada en un ser que existío.

La existencia INCLUYE a la esencia
La esencia NO INCLUYE a la existencia



materia y forma

Materia y forma
Llamaban así los escolásticos a los dos elementos constitutivos de todo compuesto. Según ellos, las cosas compuestas estaban sujetas a mudanza, pero como en toda mudanza hay algo que permanece y algo que varía, a ese sujeto permanente al través de las variaciones llamaban materia y a ese otro, que no era el mismo antes que después de la mudanza denominaban forma. Dos clases de mudanzas podían verificarse en la naturaleza; mudanzas accidentales y mudanzas sustanciales: las cosas materiales cambian unas veces de accidentes, de formas exteriores, de cualidades extrínsecas, como por ejemplo, un pedazo de madera puede convertirse en un banco, en una mesa, en una estatua, pero conservando la misma naturaleza o sustancia de madera, y entonces habrán variado solamente los accidentes, figura, forma exterior, orden y composición de partes, &c. Otras veces, las cosas no solo cambian de accidentes, sino también de sustancia, de naturaleza y de ser, así la madera antes citada puede ser quemada, y entonces ya muda de sustancia, ya no conserva la misma naturaleza de madera, sino que se ha convertido en otras cosas distintas, como humo, vapor, ceniza, &c. De igual modo los alimentos que toma el animal, se convierten en sangre, huesos, carne, &c., que ya no tienen la misma naturaleza, ni el mismo ser que tenían antes. Pues bien; así como en el primer caso hay un sujeto que permanece idéntico al través de las diferentes formas accidentales que recibe, así también en el segundo caso debe haber un algo, un substratum, un fondo común que permanezca idéntico al través de las diferentes mutaciones [133] sustanciales que experimenta; pues de lo contrario no habría mutación sino creación de nueva sustancia. En el primer caso, lo que permanece idéntico es la sustancia material ya constituida, y esto es lo que llamaban los escolásticos materia segunda o actuada, y a los accidentes que esta recibía llamaban formas accidentales; en el segundo caso, lo que permanece idéntico no es la sustancia material ya constituida en el cuerpo, sino un elemento parcial de que se compone el cuerpo, una entidad incompleta, un sujeto indiferente por sí para ser madera, piedra, mármol, &c., o cualquier otra sustancia material; a esto denominaban los escolásticos materia prima, y llamaban forma sustancial a ese otro elemento también parcial e incompleto, que uniéndose con la materia prima constituía con ella la sustancia material, el cuerpo, y determinaba a la materia indeterminada a ser esta o la otra especie de cuerpo, como aire, piedra, fuego, &c. Como la principal importancia del sistema escolástico relativo a la materia y forma se halla en la necesidad de admitir la materia prima y la forma sustancial como elementos constitutivos de los cuerpos, nos limitaremos a estudiar estos dos principios, dejando a un lado la materia segunda y la forma accidental.
Según lo que acabamos de decir, la materia prima no es una verdadera sustancia, sino un elemento primordial, del cual se forma la sustancia corpórea, y en este sentido se dice que pertenece al orden sustancial, y que es una sustancia imperfecta e incompleta. Esto debe admitirse, porque ningún accidente puede ser sujeto de mutación sustancial. Debe ser además algo real, porque la nada no puede ser sujeto de mudanzas, y finalmente algo potencial, porque en sí no incluye ninguna actualidad o determinación ni aún de existencia, sino que es una mera capacidad que puede recibir todas las formas sustanciales, las cuales contraen su indeterminación a ser esta o la otra especie de cuerpo. Con esto ya se comprenderá la definición de Aristóteles, el cual definía la materia prima, diciendo: Id quod neque est quid, neque quantum, neque quale, neque aliquid eorum quibus eus determinatur, sed commune horum subjectum.
Los modernos la definen: «Un elemento parcial, una realidad incompleta, indiferente y sin forma ni determinación alguna, destinada a unirse con la forma sustancial para constituir la esencia sustantiva del compuesto corpóreo.»
La materia prima no tiene pues ninguna actualidad ni determinación, porque la menor determinación sería contraria al estado de potencialidad que envuelve el concepto de la misma anteriormente a la recepción de la forma, de donde se infiere que la materia prima no puede existir por sí sola y con exclusión de la forma en la naturaleza, sino que cuando existe en la realidad debe tener una forma u otra, porque toda cosa existente tiene una naturaleza específica y una esencia concreta y determinada. Pero esta especificación, esta actualidad y esta determinación no la tiene la materia de sí y por sí misma, sino que le viene de la forma; de modo que la materia prima, considerada en sí misma y con abstracción de la forma, aunque no es un puro nada porque es una realidad positiva, no es sin embargo un cuerpo determinado, una sustancia de esta o de la otra especie, un ser existente y en acto, sino una parte esencial de la sustancia corpórea, un algo en potencia para existir y constituir esta o la otra sustancia. Por esto los escolásticos decían que la materia prima era prope nihil, y por eso también San Agustín decía que la materia prima era «una esencia indeterminada, que ni es cuerpo ni espíritu, ni podemos decir de ella que es ni que no es. No es, porque no existe en acto, es, porque se distingue de la nada, y por consiguiente se la puede nombrar verdadera entidad.»
Las propiedades de la materia prima son el ser ingenerable e incorruptible. Aquello que se engendra no se crea ex-nihilo, sino que se forma de otro sujeto anterior, pero la materia prima no supone otro sujeto anterior, porque es el primer sujeto de todas las formas. La materia prima es además incorruptible, porque nada se corrompe sino por la separación de sus principios constitutivos, y así sólo puede corromperse el compuesto corpóreo por la separación de la materia y forma, que son los dos principios que lo constituyen, mas la materia siempre permanece idéntica al través de las variaciones, sin experimentar alteración alguna, y por lo tanto es incorruptible e indestructible y sólo puede dejar de ser por aniquilación.
Sabido ya lo que es la materia prima, se concebirá más fácilmente la forma sustancial. Así como en las mutaciones accidentales hay algo que actúa y determina la materia segunda, así también en las mutaciones sustanciales se necesita algo que actúe la materia prima, y la determine a ser esta o la otra especie material, como piedra, madera, &c. Este algo se llama forma sustancial. De aquí se infiere que la forma no es una sustancia ya constituida, sino una entidad incompleta, el segundo elemento parcial, que junto con el primero, o sea la materia, constituye la sustancia del compuesto corpóreo; se infiere también que pertenece el orden o género sustancial, porque es un elemento componente de la sustancia, y además porque si fuera accidente supondría la materia segunda o actuada; y finalmente, es algo actual, porque [134] es el principio que reduce la materia prima del estado de potencia al de acto, y contrae su indeterminación, reduciéndola a ser esta o la otra especie de cuerpo. Podemos definirla «un elemento parcial, una realidad incompleta que actúa y determina la materia prima, uniéndose con ella para constituir el compuesto corpóreo, al cual da el ser sustancial y la naturaleza específica que le caracteriza y distingue.»
Según esto, la primera operación de la forma es sustanciar o dar el ser sustancial a la cosa. Por esto decían los escolásticos: Forma dat esse rei, que la forma daba a la materia el esse simpliciter, o sea el esse ens actu, el ser absoluto, el ser de sustancia, mientras que la forma accidental daba el esse secundum quid, como el ser bueno, malo, grande, pequeño, &c., o sea el esse ens actu hoc, es decir, los accidentes que suponen ya el ser sustancial en la cosa. Pero como, según ya hemos dicho antes, la materia no ha existido jamás sin la forma, de aquí que la materia no ha dejado de estar jamás en el estado de sustancia. En un principio, Dios, al crear la materia, concreó la forma, y posteriormente, en virtud de las transubstanciaciones, la materia pasa de una forma a otra, pero jamás deja de tener alguna.
Pero la forma no sólo da el ser sustancial a la materia, sino que le da también el ser, esta o la otra especie de sustancia corpórea. A causa de esa gradación que forman todos los seres del Universo, no hay ningún ser que no se halle colocado en este o en el otro grado de entidad, cuyo grado está constituido por el género próximo y la diferencia específica, los cuales forman la especie propia y determinada del ser. Pues bien; a la forma sustancial debe la cosa estar constituida en este género y en esta diferencia, o sea el pertenecer a esta especie y no a otra distinta. Por la forma sustancial, el fuego es fuego, el aire es aire, el agua es agua y todas las cosas materiales son lo que son, y no otras cosas diferentes. Pero aquello, por lo que la cosa es lo que es y no otra cosa distinta, es la esencia de la misma: luego si por la forma las cosas materiales son lo que son, la forma será la que constituirá la esencia propia y determinada de cada ser corpóreo, y por eso los escolásticos decían que la razón de la esencia o quididad de la cosa era la forma: «Ratio quidditatis est forma.»